Las comunidades piden tiempo para analizar los planes de Sanidad contra el tabaco y para ampliar los espacios libres de humo
Los técnicos de las comunidades autónomas quieren tiempo para analizar la estrategia del Ministerio de Sanidad contra el tabaco. Los directores de Salud Pública, reunidos este jueves, quieren estudiar un texto que pretende reducir el número de fumadores y la exposición al humo de los que no lo son, especialmente de los menores de edad. Esto retrasará la aprobación de la estrategia que, en cualquier caso, tras la Comisión de Salud Pública tendrá que pasar por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, donde están representados el ministerio y las autonomías al más alto nivel.
La idea era que en la reunión de este jueves se votase el texto, pero algunos directores de salud pública (12 de ellos no llevan ni un año en el cargo) han pedido una reunión monográfica, en la que se presentarán las alegaciones que consideren, según confirman fuentes de Sanidad a EL PAÍS.
Quede como quede el texto, será un preámbulo para poder tomar medidas efectivas, que llegarán mediante una legislación que se tendrá que basar en el texto que finalmente se apruebe. Algunas de las medidas más controvertidas quedan en el aire. El documento, al que ha tenido acceso este periódico, no concreta si se vetará el tabaco en terrazas o en vehículos particulares. En este sentido, la literalidad de la estrategia se limita a lo siguiente: “Ampliación legislativa de los espacios sin humo de tabaco y sin aerosoles de cigarrillos electrónicos y productos relacionados en determinados ambientes comunitarios y sociales al aire libre y en ciertos espacios del ámbito privado, especialmente aquellos con presencia de menores”.
El borrador del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) 2024-2027 se basa en buena medida en un texto que estaba listo para aprobarse hace casi dos años, pero que la ministra de Sanidad de aquella época, Carolina Darias, guardó en un cajón. Una de las primeras intenciones que mostró la nueva titular, Mónica García, era desempolvarlo para darle un nuevo impulso a la lucha contra el tabaco, que avanzó enormemente con las legislaciones que se aprobaron en 2005 y 2009, pero que había quedado estancada en los últimos años.
El texto, de 140 páginas, tiene 22 objetivos agrupados en cinco grandes metas. Son las siguientes:
Prevenir el inicio del consumo de tabaco y de productos relacionados
Con los objetivos, entre otros, de “desnormalizar el consumo de tabaco y productos relacionados en espacios públicos y en el ámbito privado” y de “reducir el porcentaje de jóvenes que inician el consumo de tabaco y productos relacionados”, se explicita la intención de equiparar al tabaco la legislación relativa al vapeo y otras formas de fumar. Ahora es mucho más laxa, lo que permite a quienes comercializan estos productos su promoción en redes sociales o festivales, además de su venta en prácticamente cualquier establecimiento. La estrategia quiere terminar con todo esto, ya que estas nuevas maneras de fumar han demostrado ser una puerta de entrada al tabaco y a un producto adictivo, como es la nicotina.
Dentro de esta meta también figura la intención de subir los impuestos al tabaco “a fin de lograr un incremento de los precios de dichos productos”. Los estudios internacionales muestran que esta es una de las medidas más efectivas a la hora de reducir el consumo de tabaco.
Fomentar el abandono del tabaquismo y facilitar la ayuda para dejar de fumar
Sanidad pretende incrementar el porcentaje de personas exfumadoras y garantizar, dentro del Sistema Nacional de Salud, la equidad a toda la población en el acceso a programas de cesación tabáquica con intervenciones “de eficiencia reconocida”. Para ello, propone incorporar a la cartera básica de prestaciones farmacéuticas “aquellos fármacos que, atendiendo a la evidencia científica, son adecuados para el tratamiento de la adicción al tabaco”. Actualmente se sufraga un solo un intento anual a los consumidores de al menos 10 cigarrillos diarios que hayan probado a dejarlo en el último año.
Reducir la exposición ambiental a las emisiones de tabaco y productos relacionados
En este punto se concentran algunas de las medidas más debatidas socialmente, que el texto expresa con la inconcreta fórmula de “aumentar los espacios libres de humos”, enunciada anteriormente. Aunque el borrador no hace mención a las terrazas, tanto la ministra como el secretario de Estado de Sanidad, se han mostrado partidarios a acabar con el humo en estos ámbitos. Si quieren hacerlo, tendrán que proponer una ley que lo detalle.
Promover la investigación aplicada y la monitorización en el control del tabaquismo
Sanidad quiere potenciar la investigación sobre epidemiología, prevención y tratamiento del tabaquismo considerando los determinantes de salud; la relacionada con los efectos en la salud del consumo y de la exposición de los productos del tabaco, de los dispositivos susceptibles de liberación de nicotina, productos a base de hierbas para fumar y otras formas de consumo, sobre los aromas usados en tabaco y cigarrillos electrónicos, sobre relación entre el consumo tabaco y otras conductas adictivas y promover el conocimiento sobre la huella ecológica del tabaco y de los productos relacionados.
Potenciar la coordinación y el establecimiento de alianzas
Sanidad no tiene algunas de las competencias que prevé el plan. Para subir impuestos, por ejemplo, tiene que haber un trabajo conjunto con el Ministerio de Hacienda, que es el que tendría que mover ficha. El borrador también plantea estrategias conjuntas con comunidades autónomas y municipios para impulsar el desarrollo de ordenanzas municipales de prohibición de arrojar colillas en vías públicas y espacios naturales.