Discurso del ex presidente del IFE José Woldenberg

El ex presidente del extinto Instituto Federal Electoral (IFE) José Woldenberg, que posteriormente cambió a Instituto Nacional Electoral (INE), exigió defender la democracia del país y la permanencia de este órgano electoral, ante la propuesta de su desaparición en la reforma electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

En un discurso ante miles de participantes de la marcha en defensa del INE, manifestó:

Este es un día de fiesta. Estamos aquí reunidos con un solo objetivo claro y trascendente: defender el sistema electoral que varias generaciones de mexicanos construyeron, que ha permitido la convivencia y competencia de la pluralidad y la estabilidad política, la transmisión pacífica de los poderes públicos y la ampliación de las libertades.

 

Todo eso constituye un patrimonio común y por ello estamos aquí, ciudadanos de muy diferentes orientaciones políticas y extracciones sociales, militantes de partidos, integrantes de organizaciones sociales y personas sin filiación política que deseamos que México sea la casa que nos cobije a todos.

 

Estamos aquí ejerciendo nuestros derechos. El derecho a manifestarnos, a opinar, a reunirnos de manera pacífica para expresar nuestras preocupaciones y aspiraciones. Somos parte de una marea de opinión que aprecia y defiende la democracia.

Como país fuimos capaces de edificar una germinal democracia. Dejamos atrás el país de un solo partido, de un presidencialismo opresivo, de elecciones sin competencia ni opciones auténticas, de poderes constitucionales que funcionaban como apéndices del Ejecutivo, de medios de comunicación mayoritariamente oficialistas, para abrirle paso a la expresión y recreación de la diversidad política, a elecciones libres, disputadas y creíbles, a Congresos plurales, gobiernos de diferente orientación, pesos y contrapesos en el entramado estatal y sin duda, una espiral virtuosa que amplió el ejercicio de las libertades.

 

Y para que ello fuera posible, se requirió de movilizaciones, luchas, denuncias, acuerdos, muchos acuerdos, y sobre todo conformar normas e instituciones electorales capaces de ofrecer garantías de imparcialidad y equidad a la diversidad de fuerzas políticas que modelan al país.

 

Ocho reformas electorales se llevaron a cabo entre 1988 y 2014 y los resultados están a la vista.

 

Fue necesario edificar autoridades electorales autónomas, tribunales capaces de desahogar la aguda conflictividad, construir condiciones equitativas de la competencia, puertas de entrada y salida para las distintas corrientes políticas que cristalizaron en partidos, y de manera paulatina, pero sistemática nos acostumbramos a la diversidad, a las contiendas competidas, a la alternancia en el Ejecutivo, a los congresos plurales y a los mecanismos de diálogo, negociación y acuerdo que los mismos reclamaban.

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